Hoy os contaré una experiencia bastante «graciosa» que me sucedió en un fin de semana que coincidió con la aparición de la famosa Luna gigante. Más info de lo sucedido aquí.
Pues bien, ese sábado de luna llena me desperté con energía y ganas de hacer cosas, pese a que también me bajara la regla por sorpresa. Digo por sorpresa porque normalmente me tarda una media de 32 días de ciclo menstrual (no tomo la píldora), y esta vez me bajó al día 25.
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Vista de la Luna «Gigante» desde mi terraza. Barcelona 12/07/14 |
-¿Por qué?- Me pregunté. Comencé a darle vueltas a la cabeza. Saqué estas conclusiones:
- Llevaba más de 1 mes con un notable cambio de vida saludable: dieta y entrenamiento 100% saludable y fitness. Iba al menos 2-3 veces al gimnasio a la semana y cuidaba muy bien mi alimentación.
- Mi ritmo de vida también había cambiado, más activo y organizado.
- Por estas razones, también había controlado mi ansiedad, también me sentía mentalmente más sana.
- La noche anterior tuve un antojo enorme de carne roja, así que me comí un filetazo de ternera fresca al punto de rojito.
Y, por supuesto, la causa que más me atraía:
- Noche de luna llena gigante!
Ya sabéis que soy una fiel seguidora y amante de los poderes y efectos que ejerce la Luna sobre la Tierra y sus seres vivos. Así que por supuesto creo y afirmo que todo lo anteriormente citado causó que mi ciclo se adelantara y ajustara más a lo «normal».
Pero eso no fue todo. Yo feliz me dirigí al gimnasio a realizar mi entrenamiento (ese día me tocaba piernas y glúteos) sin poner excusas por tener la regla. ¡No estamos enfermas!
Ya de primeras al hacer el calentamiento noté que ese día no estaba al 100%, me faltaban fuerzas.
Más tarde, a la mitad de los ejercicios de musculación comencé a notar dolor lumbar bastante horrible… No sé de dónde saqué las fuerzas para hacer los 20″ de cardiovascular finales, pero el caso es que salí de las duchas que no podía ni caminar del dolor de ovarios que tenía encima.
Arrastrándome del dolor y HAMBRE (recuerden que perder sangre también da más hambre de lo normal), conseguí llegar a casa.
Y, por supuesto, eso no iba a ser todo, porque para colmo la sangre me salía como si de una fuente se tratase. Jajaja, menos mal que eso solo me duró 2 días.
En fin, un ejemplo de que las fases lunares puede afectar perfectamente a nuestra vida cotidiana.
P.D: Por cierto, el título de «Sangre de Luna» viene por el nombre que se le da a tener la regla en la saga de libros de «Canción de Hielo y Fuego», de George R.R. Martin
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